jueves, 10 de enero de 2019

DEERHOOF. "The runners four" (2005)


El séptimo disco de esta bizarra y elegante banda, es quizás mi favorito de toda su larga carrera que llega hasta la actualidad. Su casi hora de duración es un conjunto efectista de todas las armas que atesoran para elaborar una especie de pop malsano repleto de rendijas donde se cuelan sonidos siderales, ecos de noise pop, donde todo esta permitido.

Y mucho en su haber tiene la cantante y bajo Satomi Matsukazi para que Deerhoof sean lo que son. Los dos primeros temas del disco, "Chatterboxes" y "Twin killer" son una barrabasada de sonidos orates, con esa vocecilla diablo de Satomi y esos ruidillos que aparecen y desaparecen en desbandada.

"Running thoughts" tiene un aire de indolencia infantil que acaba casi en sonidos progresivos, como "Vivid cheek love song", eléctrica y mágica que da paso a "O'Malley, former underdog", o como reinventar a Stereolab con lucecillas nerviosas y espasmódicas.

"Odyssey" es una nana que te llama a guerrear y el inicio guitarrero de "Wrong time capsule" es puro indie rock nervioso y esdrújulo. Así son Deerhoof, una bella anomalía en el pop, un nervio loco que raya en cordura. Cambios de ritmos inspirados en tiempo de psicodelia ("Spirit dities of no tone"), junto a dulzuras envenenadas que te llevan a la desesperación más sana ("Sream team").

El cuarteto se mueve a sus anchas por un terreno donde ellos mismos son agrimensores sin pretensión de invadir terrenos ajenos, y si de cultivar extrañas mezclas en viñas que acarrean viajes que te harán gozar ("You can see"). Una hora que pasa en moto y sin casco, y que también tiene momentos tranquilos como la bella "After me the deluge" y otros paraxismos que recuerdan algo a The Breeders como la bestial "Siriustar".

Un puntazo recuperar esta antigua joya repleta de teclados planeadores, "Lemon & little lemon" y bebidas en horizontes premeditados de emoción, como la impactante y sinfónica "Bone-dray". Y así hasta el ocaso del cd con esa vesanía que se llama "Rrrrrrright".

Deerhoof, no hay nada como empezar año y mes con esta calentura lunar de sonidos para no encasillar de un combo que no tiene desperdicio, con una discografía de esas que no te debes perder ningún trabajo.


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