El décimo disco en estudio de la cantante y bajista norteamericana (nació en Berlín pero que se crió en Washington),fue una dedicatoria al repertorio de la gran Nina Simone. El nacimiento del lp vino de un concierto que dió Meshell junto a su banda, versioneando el legado de Nina. Les gustó tanto lo que estaban haciendo, que al poco se fueron a grabar esta colección de pinceladas donde el disfrute es máximo.
Desde que se inicia el álbum con "Please don't let me misundestood", pasando por la colosal "Suzanne", todo rezuma soul, candor, blues de voces apagadas. Por aquí se dejan caer Cody Chesnutt, Sidney O'Connor o Valerie June, para apoyar la serigrafía del alma de un cancionero que por más que pase el tiempo, perduran sones, melodías, que no se apagan, que cristalizan en gospel arrulador, "Real life", o la soul vitamínica "House of the rising sun".
Luego tenemos esas baladas que te rompen el alma, como la soflama infecciosa de "Turn me on", y clásicos eternos de esos por los que no pasa el tiempo, "Feelin´god". En "Nobody's fault but mine", cuenta con la ayuda de Lizz Wright para que el desgarro sea aun mayor.
A titulo personal, me sigo quedado con las canciones de Nina, pero "Pour une âme...", contienen un buen montón de razones para actualizar el legado de una artista insuperable. "By my husband" escarba de nuevo en la tradicción junto a Valerie June, y la emocionante "Black is the color of my true love's hair", es todo un delicado y puro rubor infinito.
Asi pues no queda otra cosa que aplaudir estos covers llenos de vida, de lugares donde tranquilizar la tristeza y revivir a la gran Nina, con estos temas tan imperecederos.
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