lunes, 4 de marzo de 2013

EYVIND KANG. "The Narrow garden" (2012)


Apasionante, hipnótica, desbordante de motivos para mirar la vista atrás, a los principios del medievo e imaginar vates cuenta historias, o Persias agonizantes carcomidas por leyendas de culebras abradacabras de sonido embriagador."The Narrow garden",del violinista Eyvind Kang, acompañado de su señora, Jessika Keney, es todo un canto al neoclasicismo, a la reinterpretación de viejos modos musicales atrapados por la versatilidad de esta pareja que seguro te engatusará.

"Fores't samai" es para imaginar castillos abandonados por Dead Can Dance, ilusos de un viaje en el tiempo  para bailar mientras los perros se calientan a los lomos del fuego, y ela danza hace que la doncella del amor se quite su timidez mientras el vino chorrea cáliz depravado de dulce amor.

Este reputado violinista sabe dar a Jessika motivos para recuperar el romanticismo más medieval, cuando en "Pure nothing" caemos entre sombras con flautas y cuerdas que te mecen y mecen hasta llegar a un torbellino de ensueño.

En "Usnea", su propuesta se hace mas minimal, arriesgada, en una tétrica parada de monstruos que bien valdría como un responso lúgubre tirado por un carro de cuervos que quieren llegar a su hora para destripar ojos opacos de luz. Los tiempos pretéritos vuelven a corretear con "Mineralia" y su estruendo arábigo es una buena ración de medicina para el ánimo y los sentidos.

La que titula el cd es otra joya de esas lineales y sin subterfugios para seguir si aun no conoces la carrera de este insigne violinista de la parte más underground del clasicismo. Toda una maravilla pues la apuesta atemporal de este "The Narrow garden".


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