Ayuda a esto sobre todo la voz de Borja Mompó que hace de paraguas a la tormenta electrica que desde la inicial "El imposible" consigue elevar el liston de las emociones, colapsar la calma con petunias eléctricas que despiden olor a tristeza, pero también a esperanza. Soberbio los cambios de ritmos, el mapa de sensaciones que destapan ternura.
"La jaula de oro" es feedback sin reparos ni contención, y "Estados de un salto" es de esos himnos creados como clima perfecto para recogerte en tu caparazón particular y urdir señales de humo que puedan traer algo de razón a los convites del alma. Me gusta su comienzo, como nos lleva Borja de la mano junto a su competente banda al desfiladero donde la tormenta de ruido explota en un mantra colosal de palabras al viento.
Este disco esta preparado para el verano, para llevarlo en tu maleta junto a lo ultimo de Luque, junto a un millón de rosas congeladas preparadas para expandir el olor cuando la sequia queme nuestro silencio. "La guerra y las faltas", planetaria en su inicio, estelar en el medio, para todos los públicos que sentimos al final, escenifica la valentia de Modelo de respuesta polar para concretar referencias que todos conocemos sin caer en más de lo mismo.
"Artificio" me suena a Nueva Vulcano, y "Grazno" es una paisajista postal que nos eriza y cava en la tierra un buen puñado de semillas para que confiemos en que grupos como este aporten algo de imaginación. Falta nos hace. Modelo de Respuesta Polar, un buena respuesta al calor achicharrante de tanto infertil majadero musical.
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