jueves, 24 de febrero de 2022

WIRE. "A bell is a cup until it is struck" (1988)


El quinto disco de una de las bandas más importantes del post punk, Wire, es un catálogo de sonoridades despiertas, de caminos a transitar, lugares para que Colin Newman pudiera seguir su transición del mundo de las guitarras como guillotinas, a ritmos que como "The finest drops" o "Silk skin paws", se acercan al artpop. 

Y es a partir de este disco, donde la evolución de Wire continua, donde hemos recibido como un regalo pedazos de artefactos sónicos como fueron "Send" (2003), o "Nocturnal koreans" (2016).  En "The queen of ur and the king um", la banda se enrola en una maremoto de ritmos envolventes para en "Free falling divisions", confeccionar unas de esas canciones de post punk melancólico, que se te queda grabado en la retina de tus oídos, todo un bello galimatías de melodía que emociona. 

Repiten la pegada con la descomunal "It's a boy" , y en el tema más radiable en la época de aparición del lp, la sugerente "The Boiling boy". Mi favorita, a continuación: "Kidney bingos", pura orfebrería de art punk repleto de melosidad y de glamour, una joya de esa que percute su ritmo ensoñador, su aire de otros tiempos. 

También se acercan a coordenadas menos accesibles, como en la potente "Come back in two halves", para introducir a continuación elementos electrónicos en "Follow the locust". En resumen, los Wire que tanto amamos, los creadores de mundos paralelos dentro de una sensación de reinvención de los valores del post punk. Colin y sus chicos siempre fueron un poco más allá. Y gracias que siguen en activo repartiendo maneras tan eficaces de regenerar un género que tanto nos gusta. 







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