jueves, 22 de febrero de 2018

THE JON SPENCER BLUES EXPLOSION. "Freedom tower. No wave dance party" (2015)


Recuerdo la primera vez que vi a Jon Spencer. Era en una sala de Madrid donde 20 afortunados asistimos a un concierto de esos que dejan huella. Un tipo que se retorcía, junto a su banda de depravados, rock blues distorsionado, electricidad a raudales.... Eran los comienzos, luego cambiaría los pequeños locales por sitios más grandes, pero la verdad es que fue todo un impacto la energía que emanaba del colega y sus chicos.

Han pasado ya bastantes años de eso y Jon Spencer sigue a lo suyo. Para muestra, esta dedicatoria que hace a New York, en esta caja de ritmos que se llama "Freedom tower...". Y es que Jon, el batería Russell Simins y sobre todo la guitarra criminal de Judah Bauer, nos hace recordar la escucha de este disco ese otro pelotazo que fue "Orange". Y eso ya son palabras mayores.

Menudo comienzo con "Funeral", reclamando al gentío algarabía y ruido, furia y rock and rock. Una vacilada de esas para ponerla sin parar con un buen volumen brutal. Empezar así ya es un punto, continuar con "Wax dummy" y su funk con veneno de hip hop es la mejor manera de caer rendido ante este Elvis de los calambres.

Aquí la fiesta no para, aquí esta prohibido contagiarse de calma. Suena un disparo y sale la bala de "Do the get down" disparada entre sirena de bomberos y soul muy negro. "Betty vs. the NYPD" es una autentica borricada de garage pendenciero, de blues con palmas y groove. Mucho groove. La reostia.

"White Jesus" suena setentera a rabiar y la batería de Russell Simins, es la protagonista de ese pelotazo llamado "Born dad". En media hora larga Jon se ventila el disco y te deja sudando y moviéndote sin parar cuando te cruzas por la acera con vaciles como "Down and out" o la vitamínica "Crossroad hop".

Y es que no hay nadie como Spencer para traernos esos sonidos tan poderosos y pendencieros, con ese voltage tan caracteristico del trio,  riff poderosos y una vehemencia que lleva a la catarsis ("Dial up doll" y "Bellevue baby").

Rock and rolk. Pura dosis de adrenalina, alzacuellos de pecado y sedicción. Como cuando le ví la primera vez a principios de los 90. Más canoso, y trajes limpios para un sonido sucio, pantanoso, tumultuario, colosal...


2 comentarios:

yomisma dijo...

No levantan el pie del acelerador en todo el disco!
Un viaje divertido y "vacilón" con la mezcla de estilos

Carlos dijo...

Asi es, yomisma, para mi representan la esencia del rock and rolk. Cuando les ví en Revolver a principios de los 90, sabía que estaba ante algo grande. Luego el tiempo me dió la razón. Rock, con mucho arte, con muchas miradas al blues, al garage, al funk. Una auténtica pasada. Saludos!