Hauschka es el proyecto del pianista germano Volker Bertlmann, el cual se ha propuesto a traves de su dilatada discografía en poner su granito de arena para que el neoclasicismo reviva, para que la música clásica se vista de modernidad y dejarnos anodadados, rendidos mientras las teclas suenan épica y dulce ostracismo.
Aunque "Snowflakes & carwrecks" tenga recorrido de mini elepe con sus 9 temas, el cuerpo general del trabajo hace que le podemos considerar como otro disco más en una singladura que empezó en el año 2004, y que ha día de hoy continua igual de fertil.
"Ginsterwerg" y "Eisblume" son las dos primeras caricias que te encuentras cuando desempolvas el cd y te pones tranquilo en el sillón esperando los aspavientos de cuerdas y baja densidad que Volker ofrece. Pedaleando poco a poco, caminando hacia confines cerca de tu memoria, explayando su arte para difuminar entre sus notas una buena caligrafría de clasicismo celestial.
En "Wonder" se deja llevar el grupo por la nostalgia de lo efímero, saltando aquí y allá entre brumas de introspección, saludando los días con pañuelos de notas musicales que se explayen y duermen entre mohines de serigrafía del corazón. En "Tanz" son las cuerdas quienes mandan, quienes toman al asalto los minutos para evaporar ruidos, para confabularse en el arte de la dulce desaparición, la más larga del disco, nueve minutos de evasion de jolgorio y atribulados convites de calma.
"Hauberg" es hermosa y bellamente virulenta y para acabar, ""Tagtraum", con el piano como eje principal, acaparador de un zig zag embaucador donde es facil perderse entre notas de espamos y delicadeza. Disco para ronronear, para suavizar el ruido, para fabricar ternura. Silencio.
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