Distorsión, abrazos, pianos, guitarras, tormentas, silencios, adiós, tranquilidad, vahos, ruidos, electricidad, sueños......MÚSICA
miércoles, 28 de marzo de 2012
LUDOVICO EINAUDI, "Nightbook" (2009)
Algún iluso podría pensar que tras Ludovico Einaudi y su propuesta de Piano songs, anda alguno de esos pardillos que usan la new age para comernos el coco con sus calmas tan cargantes que ni cristo se cree. El italiano Ludovico aunque utiliza el piano como principal baza para rodar por campos y valles donde al agua amaina introversión, usa también la electrónica para el armazón de su lluvia tan íntima, tan volcada en compartir cajón junto a Mertens, Nyman o Tiersen.
La carrera prodigiosa de este pianista esta repleta de artesania de teclas donde dormitar es una seguridad cuando los acordes de marfil se esparcen por la estancia de tu auditorio. En "Nightbook" abre la ventana para que entren otras sonoridades igual de envolventes,contaminadas con el influjo acariciador de cada nota que despide este pedazo de disco.
"In principio" es piano y piano, voz y grito, serenidad y luces que se apagan en una circular y minimal composición para abrir boca. "Lady laberinth" es una incontención provocada por el violonchelo y la linealidad de un sonido que te absorve y te lleva de la mano. En "Indaco" se concilian la tempestad con los cielos abiertos; por un lado el piano, por otra la tensión premeditada del viento que a su aire barrunta más de un disgusto.
"Eros" es porcelana para que el gato se limpie los bigotes y "The crane dance" es una fabulosa rúbrica repleta de belleza, de sloganes para quedarnos en un dia de sol en casa para añorar el hálito del otoño lejano. La verdad es que este compositor es grande. Desde los años 80 no ha parado de hacer música para televisión y cine, orquesta, teatros, etc. etc. Tenemos pues a un renacentista colosal entre nuestras manos, estamos de enhorabuena.
Este "Nightbook" es mi primer encuentro con el piano man. Me comprometo a saborear más de la obra de este italo tan comprometido con llenarnos el corazón de esperanza, sin especulaciones ni arpegios inservibles. Sólo piano, y amor, mucho amor.
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