lunes, 18 de agosto de 2025

EDWYN COLLINS. "Nation shall speak unto nation" (2025)

 


Señoras y señores, abran bien los oídos, con ustedes unos de los discos del año, de lo mejor que sacado el ex-Orange Juice. Y no hace falta mucho para llegar a esa afirmación. Desde que suena la voz del indomable escoces en la inicial y vitalista "Knownledge", ya sabes que estas ante un disco de esos que no puedes dejar de escuchar una y otra vez. 

Ni la hemorragia cerebral que sufrió el bueno de Edwyn dejándole secuelas de por vida, pudo con el hacer de este artista total, que no ha parado de producir discos inolvidables, desde que tuvo su enfermedad. Aquí aparece la que para mi es la mejor canción de su carrera, "Paper planes", tierna, lírica, para pincharla cuando el sol se acueste, para tararearla con los altavoces lloviendo tímpanos de rosas. La piel de gallina. 

La marchosa "The heart is a foolish little thing" es de la más agitada de un catálogo donde la variedad es lo que predomina, el buen gusto musical de un héroe caído que no para de levantarse a cada trabajo que hace. La tierna "The mountains are my home" rezuma elegancia, fragilidad, susurros que se te pegan a los talones de tu corazón. "Strange old world" es otra tonada atemporal, otro conjunción de astros para los que seguimos desde años a este enorme músico. El saxo suena a aurora boreal. 

Hasta ramalazos de soul en la brillante "Sound as a pound" te puedes encontrar en este colosal entretenimiento, donde la balada "The bridge hotel", con los pájaros cantando ordalías, te deja el pecho repleto de prados para que pasten manos que te quieran sentir. 

"A little sign" te deja sin respiración, y en "It must be real" es la sutiliza del crooner lo que te deja desamparado bajo el hechizo de su voz tan especial. En conclusión, una maravilla, de principio a fin, música para curar heridas. 


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