Yusuku Chiba y sus colegas impregnaron sus discos siempre de una energía brutal, radiación expansiva que filtrea a veces también con el punk, y siempre con un sonido de esos que tienen la capacidad de electrocutar la calma.
"Cult grass stars" contiene la que para mi es la mejor canción de la carrera del grupo: "World's end (primitive version)" un batacazo de indie rock, un himno para rugir, un sol que se te clava en las esquinas de tus ojos.
"Toy" es otra estampida de rock vacilón y "Black tambourine" es como para volar entre ritmos frenéticos, goce total. Sus directos eran brutales. Como salvajes en busca de aullidos. Escuchas en el disco "I was walkin & sleepin" y te puedes imaginar los incendios que se podían vivir sobre el escenario.
Otros de los platos fuertes de este monumental trabajo es "Dallas fried chicken" y sus medios tiempos repletos de rincones para volar nostalgias. Brutal. Luego te pones "Don't sulk baby" y no puedes parar de silbar esta tonada con aire de baile trotón. Pedazo de banda que fueron Thee Michelle Gun Elephant. El cuerpo te pide cuando escuchas un disco suyo sumergirte en el bálsamo de sus canciones, todas ellas fabricadas con tnt y purpurina.
Para terminar esta agitada contienda musical, los trece minutos de "Remember Amsterdam" como constatación del nivelazo de este verdadero ejemplo de lo que es una auténtica banda de rock.
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