lunes, 30 de abril de 2012

JONNY GREENWOOD. "Norwegian wood" (2011)


De los literatos que en los ultimos años más me han impactado, el japonés Haruki Murakami ha sido quizás el que se lleve la palma. Libros como "La caza del carnero salvaje", "El fin del mundo y un despiadado pais de las maravillas", o "Kafka en la orilla", son solo algunos de los indispensables titulos de un autor que ha sabido ejecutar con maestria argumentos que entrecruzan la realidad y lo insólito, por medio de personajes (muchos de ellos jóvenes) perdidos en busca del hilo de Ariadna de la existencia.

En casi todos sus libros Murakami introduce pistas musicales de sus preferencias y obsesiones, (jazz, indie,etc.). La modernidad y la tradición de su pais rebosan en cada linea de Murakami, siendo este ideario el arma principal que posee para embaucarnos con sus historias tan envolventes.

"Tokio blues"  fue una de sus obras más vendidas. En ella, en un contexto histórico (finales de los años sesenta) de rebeldia hacia lo establecido, Murakami nos habla de Toru, joven estudiante que navega entre dos amores  mientras Japón esta siendo victima de un maremoto de vaivenes sociopoliticos. Quizás a mi modo de ver no es su obra más redonda (le prefiero cuando lo irreal campa sobre la monotonia de los dias), pero es la excusa para un bonita recreación filmica, de la cual el Radiohead, Jonny Greenwood se encargó de la BSO.

El título de la peli hace alusión a una canción de los Lennon y McCartney favorita del protagonista del libro. Greenwood consigue una fantasia colosal sinfónica, acompañado de la BBC Concert Orchestra, rezumando melancolia y tristeza a raudales. "Mou Sukoski Jibun..." o "Sougen, Kaze, Zoukibayashi" son toda una invitación a volar petalos de éter.

Y si a esto unes tres tracks compuestos por el grupo de krautrock de los setenta Can, ("Mary, Mary son contraire", "Bring me coffee or tea", y "Don't turn thel light..") donde con un desarrollo entre psicodelico, lirico y añejo, Greenwood casa a la perfección los violines y el decorado marchito de las relaciones personales que van y vienen, con las guitarras electricas que hablan desde tonalidades ambar y amorosamente desquiciante.

El resto del album es todo una incitación para los que aun no han visionado la pelicula para penetrar en la vida de unos personajes que bien pudieramos interpretar cualquiera de nosotros. Literatura musicada para tiempos dificiles pues.



1 comentario:

Juan dijo...

Tokio blues.- imprescindible amigo carlos...toda la novela es un homenaje a Franz Kafka (Haruki Murakami)