martes, 25 de marzo de 2025

BOHREN & DER CLUB OF GORE. "Black earth" (2002)

 


Toda la discografía de los alemanes Bohren & der club of Gore, está jalonada, como vemos en el que fuera su quinto álbum de descripciones oníricas y oscuras de noches en la ciudad, en los bajos fondos del alma, donde es fácil convertir las palabras en peligro, donde perderse es sinónimo de no volver. 

Siempre me encantaron, con su noir jazz, con sus tristeza así de lleno a tu corazón. El disco empieza fuerte con "Midnight black earth", para seguir con la lenta y comatosa "Crimson ways" donde te puedes imaginar escenas de una película de policías sin escrúpulos, con jeringuillas en el corazón, heridas que no cicatrizan que siempre se recordarán con daño. 

Música para escuchar cuando las tormentas no se van, cuando la noche es eterna ("Maximum black"), música que David Lynch bien pudiera haberla echo suya, con el enigma como telón de fondo de una banda sonora de percances y réquiems ("Vigilante crusade"). 

No te pongas "Destroying angels" un día que tu ánimo no sea huerta, mejor esperar que salga el sol, que las sombras desaparezcan. Cuánta belleza. Cuánto enigma. "Grave wisdow" redunda en la misma agitación oscura, pero para nada nos sentimos aburridos de esta proclama de noctambulismo abúlico, de esta serenata cargada de suspiros y risas cortadas. 

"Constant fear" y "Skeletal remains" son dos gemas más de este viaje colosal de pasadizos intrincados, de luces anegan cielos ocultos. Una pasada. 


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