No llega a superar a su antecesor "Every bad" (2021), pero he de reconocer que este disco de Porridge Radio, engancha. Sobre todo por la voz que vive de una épica nada impostada de Dana Margolin que planta su voz desgarrada como una flor que necesita que le escuches para que crezca y crezca ("Back to the radio").
Cambiaron el influjo de las guitarras por temas que viven en la austeridad, que existen nacidos en atalayas donde lo que predomina es la calma, desde donde se pueden vislumbrar cielos sin penumbras como esa emocional "Trying". Aunque para ponerte los pelos de punto nos regalan "Birthday party", punto álgido de un disco que se defiende por si solo, por su solvencia de distorsión pausada, por sus silencios que lo dicen todo.
Calma joder, calma para vencer este calor que nos espanta. Suena "End of last year" y me tomo el café que espera sin sinónimos un sorbo para despejar pesadillas. Y es que este no es un disco esquinado ni arisco. Aquí habita digamos el espíritu de PJ Harvey de bajón ("Rotten"), aunque también es fácil perderse por laberintos repletos de hiedra y largos lamentos ("Flowers").
Algo así como una silueta electrónica es "Jealousy", y el teclado que inicia "I hope she's okay 2" introduce una de las gemas del disco. Como "Splintered" y esa soberbia "The rip" para que los malos rollos huyan por la ventana.
Siguen en plena forma Porridge Radio. Como toda esa legión de bandas de jóvenes airados que nos están recordando que aun es posible vivir emocionado con un buen ramillete de canciones.
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