¿Qué podíamos esperar de la unión de estos dos genios? Por una parte el jefe de King Crimson, y por otra, David Sylvian, ex-Japan, con una carrera en solitario que supera con creces a las aventuras de new wave de su grupo. Y claro la explosión nuclear no se hace mucho esperar.
La forma tan suya de tocar la guitarra de Fripp ya empieza a provocarnos evocación en el inicio, con "God's monkey". Aunque antes habían colaborado juntos ( en "Gone to earth" o el cortometraje "Steel cathedrals"), fue este "The first day", el que marca el antes y después de esta unión tan especial. Si buscas aquí algo parecido a un single, ese sería, "Jean the birdman", con la voz de Sylvian, volcada como siempre en un lirismo atronador.
Trey Gunn, también de King Crimson, aparece por aquí, a parte de otros músicos como Jerry Marotta (tocó con Peter Gabriel). En "Firepower" se ve la mano de Fripp, llevando el la batuta con sus sinfonía de acordes tan reconocibles. Luego volvemos al funk que recorre el disco de una manera sibilina pero presente, en "Brigthness falls", para seguir con la más experimental de lote, "20th century dreaming (A shaman's song".
Y si quieres fliplar, métete en los 17 munutos de "Darshan (the road to graceland)", todo un abanico de ritmos de bailes deformes, en una rave para gente extraña. En fin, que decir de un disco como éste. Solo dejarse llevar y alucinar con ambos monstruos.