sábado, 28 de febrero de 2015

MUGISON. "Mugieboogie" (2008)


Nada que ver con la imagen que tenía de este combo islandés cuando los vi hace unos años juntos a los acariciadores Mum. Islandeses amantes del hielo y la templanza, para sorpresa de muchos, se destaparon en el años 2008 con la edición de este pedazo disco de blues y electro rock, llamado "Mugieboogie".

Imagino que Örn Elias Guomundsson, el capataz de Mugison queria probar otros venenos,y la enfermedad por suerte, invadió con fuerza al enfermo. Desde que suena la que titula el cd, con su trallazo de vientos y algarabía, hasta el blues lento que la continua, "The Pathetic Anthem" estamos antes una transfiguración total, piel nueva, con sonidos bien alejados de los glaciares isleños.

Mugison-Orn Elias, se acompaña de una banda (hasta 12 colegas) extensa para pintar en su paleta diferentes colores cromados en litugia eléctrica ("Jesus is a good name to mean") casi como unos Led Zeppelin tocados por la varita mágica de los sonidos independientes.

Hacen tambien un velado homenaje a los años Beatles, con "George Harrison", psicodelia de baja temperatura, y "Deep breathing" es una delicada y susurrante nana entre cuerdas valedoras de dulces sueños.

"Mugieboogie" es la obra inquiera de un compositor que quiso aplazar durante la grabacción de este largo su gusto por las melodías atmosféricas, para embarcarse en una ordalía de sonidos-gritos, "I'm alright" , y escupitajos casi industriales como "Twho thumb suck´n son of a boyo".

Mugison pues cumple con nota esta muda de piel y nos rocía durante un buen rato alta dosis de blues electrificado con gotas insana tranquilidad.

miércoles, 25 de febrero de 2015

DIABOLOGUM. "=3 (Ce n'est pas perdu pour tout le monde)" (1996-2015)


El pasado sábado estuve en el concierto de Michel Cloup Duo en Madrid. Sin palabras para definir el clima creado por el ex-Diabologum, ex-Experience, junto a Patrice Cartier. Rock con mayúscula, con aristas, arte sobre el escenario, los sentidos acorralados por ese enjambre musical que iradia Michel y su colega.

Pocas veces la emoción de un directo puede llegar a traspasarte la piel, a sentir que estas asistiendo a algo grande. Ahora estamos pues de enhorabuena por la reedición del mejor disco de los tres que sacaron Diabologum, acompañado de un disco extra donde aparecen temas que son un buen acompañante para este dulce empacho de esta bendita independencia gala.

Diabologum, se merece esta reedición. También para los que aun no han caido en las redes de la carrera de Cloup, puede ser una buena manera de empezar a coleccionar sensaciones. Richard Roman, Denis Degioanni y Arnanud Michniak acompañan a Cloup en este obra punto detonante de una banda que como siempre por estos lares hispanos, no tuvo el reconocimiento que se merece.

"De la neige en ete", el inicio, tiene todo para que te colapses con Diabologum. Recitados, guitarras que se cargan electricidad, nubes y borrascas que se avecinan, la luz de la noche que alumbra las penas. Diabologum traducía con su rudeza y su noise todo el vendaval que en el continente americano venia por parte de Sonic Youth y demás diaspora de diletantes.

"Il faut" y "Les angles", cada una a su manera personifican el poderío de una banda que no se andaba por las ramas. Arty y decadadentes, en temas como "Une histoire de séduction" se nota el hechizo de Leo Ferré, las palabras como revolución, mientras el piano sufre anemia. "A découvrir absolument" es quizas su hit más reconocido. Cargado de intensidad, volcán electrónico, junto a un vocerio guitarrero que da la voz a "365 jours ourables", la mejor del lote para servidor, con ese toque melancólico y rabioso que acompaña toda la obra posterior de Cloup. Total.

También "=3" tiene espacio para la experimentación, para las filigranas sonoras como en "Dernier étage", y para en "La maman et la putain" con la voz de Francoise Lebrun, sedarnos con una tormenta de lágrimas abanico de desesperación. Grandes Diabologum. La que acaba el primer cd, "Blank generation", cover de Richard Hell es la mejor manera que tenemos para empezar el segundo acto de este viaje, con "La réincarnation c'est l'avenir", inedita cuando salio el "=3", donde la banda muestra todo el poderío energético, solemnes y asfixiantes.

"C'est presque trop beau" juega con nosotros al escondite tecnológico con nosotros y "Flood" es punk metal en un minuto de detonación. "Quelque chose pour hier soir" es un variopinto mejunge de trozos de guitarra engatusadas con una brillantes proyección electrónica. "A côté", marca de la casa de Cloup, versos y más versos para poner las cosas en su sitio.

"Tout les mots disent la meme chose" es noise arrastrado y la que da el fin al asunto, "Et si nous n'avions pas été  là l'historie aurait été la même mais racontee par d'autres" con Daniel Darc de compañero de viaje, hace significar la importancia de este grupo para la evolución de la música independiente gala. Diabologum, el avispero que no cesa, el veneno reptante, el hogar donde Michel Cloup inició su bogar por el inclemente mundo de las tormentas, tormentas que el sábado pasado derramaron espasmos y sensibilidad.


lunes, 23 de febrero de 2015

BART DAVENPORT. "Physical world" (2014)


"Wearing the changes", asi, de repente, la primera del lote, parece una versión actualizada de The Smiths. Esa es la primera impresión que me llevo cuando doy al play y empieza a sonar "Physical world", último trabajo de este crooner que ha sabido hacer una estupenda mezcla de estilos para que no falte de nada en este tan granado disco.

Me alucina el soul de "Fuck fame", con toques a The Style Council, brevaje suave, con sacudidas de cafe con leche. "Dust in circuits" es otra gema de esas pop para llamar a la tarde con un montón de alegria en el cuerpo, armarse de valor y gritar a los cuatro vientos, que está bien esto del disfrute vital.

Todo "Psysical world" es un entramado colosal retro. Las cuerdas como surco, la mirada limpia de un músico que se ha labrado una carrera a través la luz y las ventanas siempre abiertas ("On your own planet"). El disco rezuma nostalgia de un tiempo nuevo. El héroe subido en lo alto de un edificio, armando su guitarra para expandir por la ciudad los vapores de un susurro que nos despierta letargos de paz.

En "Girl  gotta way", el californiano nos lleva al mar, a la playa. Pero a una playa vacia, sin gentio, solo tú con la sombrilla paraguas, el sonido de las gaviotas y el almuerzo de una copa de vino algo caliente. Años 70, años 80. El otrora compositor de power pop nos regaló un disco de esos de altura, que cuesta que entre por los rincones de tu ser, pero que se queda travieso, que aposenta su poso en estrofas tan voluptuosas como "Pamela", radiante ejecución con ego sesentero.

La que titula el disco es puro FM pero con pedacitos de lujuria. ¿Y que me decís de "Every little step"? Pop solemne con un buen acompañamiento vocal. Davenport, una llamada a la acción de la primavera que se aproxima. Un buen rato pop.


sábado, 21 de febrero de 2015

MOGWAI. "Special moves" (2010)



Valga este directo grabado en Brooklyn por los escoceses Mogwai, para recordar y reafirmar que estamos ante una de las bandas con más volumen brutal cuando salen al escenario. Tuve la suerte de verlos hace ya unos años y mis oídos pudieron comprobar como se las gastan estos duendes emperifollados en largos lamentos eléctricos que parecen que van a quebrar el mundo.

Este "Special moves" es un compedio, que pica en sus distintos discos para ofrecer un muestrario del climax que crean cuando se deciden a producir bombas nucleares. Oyendo de nuevo "Mogwai fear Satan" y sus doce minutos de rabia instrumental, de luces que padecen escombros, te das cuentas hasta que limites los escoceces llevan a sus guitarras, en una bacanal de post rock con aristas siempre épicas.

Cuando los descubri con "Rock Action" (2001) supe que Mogwai era algo especial. He seguido su carrera (con algunos baches dada la repetición de la formula), y tengo casi todos sus trabajos. La rabia de "Friend of the night", la ternura mala de "I'm Jim Morrison, I'm dead", seducen a los que creemos que el rock debe de contener altas dosis emocionales.

"You don't know Jesus" es la parte más metalera de Mogwai. Black Sabbath con camisas de cuadro y gafas oscuras,  y "I love you, i'm going to blow up your school" es otro pedazo de lisérgica especulación que barrunta colapsos intimos, emotividad y demolición para tus oidos.

Y como no emocionarse con los primeros acoples vocales de "2 rights make 1 wrong" que da pie a a una subida de tono, a una ristra de luces intermitentes marchitas, seducción y luces de amnesia electríca. Bogar en el mar salvaje, bogar hasta perder el sentido.

Los escoceces siempre creciendo, siempre al borde del colapso. "Like herod" sirve para mantengan su hegemonía como uno de los grandes depredadores del ruido. "Special moves" pues, viene a reafirmar la potencia de vatios de una banda que edificado su trayectoria a base de rafagas mortíferas.


jueves, 19 de febrero de 2015

AT SWIM TWO BIRDS. "Before you left" (2009)


Qué calma. Qué paz. La voz del ex-The Montgolfier Brothers, Roger Quigley, sigue siendo como una bandada de pinzones alojados en el sustento de una secuoya que acostumbrada siempre a los altos vuelos, se contenta en sus ramas bajas con la nidada de un sonido arrullador.

Tengo toda la pequeña discografia de At Swim two Birds, y este "Before you left", es el mejor, (casi empatado con "Return to the scene of the crime"). Basta decir que desde que "Intro" le da la palabra a la segunda track del album, la soberbia, "I must be losing you", con sus ocho minutos de bostezos de amor y lagunas de encantamiento, no paras de desear que este viaje no llegue jamás a su término.

Acompañado Quigley de Otto Smart y la chelista Sophia Lockwood, la banda con nombre de una novela del irlandés Flann O'Brien, nos mece, intima con nosotros como quiere, cuando sacan pechos con letanias tan hermosas como "The night we ran away", musitando cordura, espectorando girasoles.

"Let her go", es terciopelo amasado con ternura, música para dormir épicamente sin malos pensamientos, tensión cortada por lo sano, ansia de silencio total. No hay nadie como Quigley para cuidar tus tristezas personales. Es como la portada del disco. Un banco de madera, un hombre solitario mirando el trasiego de las hojas que vuelan esparcidas por el aire embriagador. "Ad nauseam".

No hay nada como ponerte preciosidades como "No fear", con su liviano encanto, con su poso otoñal, para que de un golpe se te olviden todas las preocupaciones que acucian el hecho en si de vivir. Un paréntesis para el letargo, una malla tirada a un rio desbocando peces amaestrados con sedales de  mentira.

Las cuerdas de la guitarra en "Dear of night", rasgan la noche, militan en la profundidad de un eco, pasean con la voz estupefacta de la sorpresa en un bosque plagado de verdes encantamientos. At Swim two Birds. Basta con pronunciar el nombre de la banda para que permanezca en nosotros un rumor de magia, una brizna de lucha interior.

La más maravillosa del lote, al final. "The March of kings". Las cuerdas como un himno, la epopeya de un canto sepulcral, la mania de no hablar más que para sonreir, el velero llevado por aguas corrompidas de cariño. At Swim two birds. El rugir de la soledad y el sosiego.



martes, 17 de febrero de 2015

BENJAMIN BOOKER. "Benjamin Booker" (2014)


Chuck Berry punk. Eso es lo que se me viene a la cabeza cuando empieza a tronar "Violent Shiver" y sus fogonazos eléctricos que son disparos con pólvora de arder cabezas. Este jovenzuelo irreverente y sin miedo a nada, que viene de New Orleans, puede sentar cátedra si el tiempo y su actitud continua como con este disco homónimo.

Las fragancias del rock más visceral, el garaje que se lava los dientes con gasolina ("Always waiting"), el blues que despistado se cruza en mitad de la calle para tomar unos tragos de bourbon con Jack White ("Chippewa") siempre a lomos de la inconformidad, de una insolente juventud que expande energia a borbotones.

Los lamentos que nacen de su voz en "Slow coming", que son como un sedal que boga en el río de las energias arenosas del deseo. Cuanta energía, cuanta alma en esa voz grave, retadora, que pace en las callejuelas de Orleans. Da gusto comprarte un disco, cercernar su envoltorio y hallar en el recondito mundo digital maravillas que hacen que la emoción se enfrasque en tu piel en un baile frenético sin fin.

Porque danzar es lo que pide el cuerpo cuando "Wicked waters" se cuela en tus oidos, puro swing depravado, teclados y guitarra a todo gas. Benjamin saca partido de su necesidad de expandir las raices, de contaminarlas con el punk, de que el blues sea un muchacho desgarbado que pruebe otros venenos más para añadir a su excelsa salud. Y Benjamin lo consigue.

"Spoon out my eyeballs" es una delicia, una soul song que a cada paso que da se agita nerviosa entre regueros de luces endiabladas, delirio punk gozoso y para reventar. Luego viene la trotona "Happy Homes", con su aire de hard rock pesadote y que da la palabra a "I trogught i heard you screaming" lenta medicación para estados carenciales.

Benjamin Booker, con este su primer largo, de lo mejor del 2014,  ha hecho lo más dificil. Arrojarse con su insultante juventud en brazos de las esencias del rock, para transmutar la sustancia en un maremoto de rock embriagador. Disfrute total. Subidón rock. Blues de los pantanos, boas con cresta, Missisipi en llamas....


domingo, 15 de febrero de 2015

MEDESKI, MARTIN AND WOOD. "The Stone: Issue four" (2010)


Estoy solo. Pincho el disco en directo de este trio de jazz formado por el teclista Medeski, Martin a la percusión y Wood al bajo y no paro de subir el volumen mientras las palabras que nacen de las teclas se amontonan en un ritmo que me hace degustar con candor la increible insania de este combo que ha sabido labrarse su porvenir con producciones accesibles y otras como este "The Stone:Issue four" repleta de improvisación, jazz libre y voluntad de vuelo perpetuo.

Grabado en Japón en 2010, se inicia con la primeras de las largas composiciones del disco, "Tutrasai", con una perfecta sincronización del trio que juega y se divierte con el piano desparramando notas y sus compañeros de viaje en un viacrucis colosal donde te diviertes como un chaval al perforarte los tímpanos con esta exhuberante sinfonia de radiación jazz. No me extraña que se escuche al público pasarselo pipa en esta dulce bacanal.

Sigo sólo y viene la segunda gema de esta mina diamantina, 22 minutos de pura sensualidad oriental, "Riffin ed luz marina", soul con alma tranquila que poco a poco se va desbocando hacia prados fronterizo con percusiones abrasivas y ritmos calientes. Ya en el minuto dos del tema esto arde y no queda más que vocear con el gentío, aplaudir, sentarte con un cubata y ver la progresión automatica de una música que dispersa el aburrimiento, que nace con la voluntad sanadora del jazz. El piano de Medeski es el que lleva la batuta para que poco a poco, increscendo la banda empiece a torpedear claveles.

"Buster, rides again doppler" es la más fiestera del lote. Una bacanal donde todo suena perfecto, donde se conjuga la garganta los instrumentos en un constante frenesí de ritmo, sin pausa, sin freno, colapso en la yugular, maquiavelicos goznes de artificios variopintos que pintan un cuadro colosal donde el jazz vive libre de ataduras, remanso y ordalía de sensaciones salvíficas. Joder que tarde que estoy pasando.

Y no se queda atras "Amber gris", la más corta del album y quizás la más bestia. Jugando al despite aqui y allá, con Martin arreando la batera a toda ostia, el bajo y el piano dialogando a lo bruto mientras el tono sube y sube, se eleva y eleva en una volcánica sensación de apocalipsis de juguete. Hacia tiempo que un disco de jazz no me dejaba tan hermosamente vacío. Y la basca que sigue silbando y aplaudiendo. Menudo live.

"We 're all conected" pone el punto y final. Sigo solo. Dentro de media hora voy a buscar al niño. Cuando me pregunte que he hecho esta tarde, le diré que me ido de concierto sin salir de casa. He bajado las persianas, he puesto el sonido a todo trapo y me he dejado llevar sin más. Medeski, Martin and Wood, brutalllllllllll.


jueves, 12 de febrero de 2015

MANTA RAY & SCHARWZ. "Heptágono" (2001)


Menuda colisión se fraguó con este maridaje entre dos de las bandas más inquietas que hemos tenido en nuestro territorio. Manta Ray y Schwarz siempre abrieron la puerta a la experimentación, a bogar desde el rock a terrenos donde el kraut y las composiciones elaboradas ejercían como principal eje en unas carreras sin altibajos.

Ambas bandas, con 7 temas, en este polígono de 7 lados que esta repleto de aristas y especulaciones instrumentales ruidosas,tejen una telaraña de acero de insolentes sonidos aventureros.  "Here comes the darkness" la que da el pistoletazo al viaje, es el perfecto punto de inicio. Teclados, guitarras en bucle en una progresión hipnótica de notas que te arrollan los sesos.

"Too Lazy" una pasada que me recuerda a los tempos tranquilos de Yo la Tengo con abruptos y comedidos estallidos de energía. "Antenna" de Kraftwerk, es una revisión colosal del original, con un bombardeo de notas disparadas en un campo de batalla desbocado donde la electricidad se enrosca en el kraut rock años 70.

Aquí las dos bandas juegan a entregarse dádivas y proclamar su respeto mutuo."I'm bored with rock and rolk" de Scharwz lo toma prestado Manta Ray, cambiándose los cromos con "If you walk" de los astures. "Heptágono" es una afilada propuesta repleta de construcciones que se retuercen y viven de disparos que son amaneceres confusos de lucha.

Hasta la versión que se marcan de Brian Eno, "On some faraway beach" es un compendio de agitación tumultuosa donde a las bandas ofrecen lo mejor de su arte para satisfacción del personal. Binomio de resistencia y combate, Manta Ray y Sharwz suenan a tridente desbocado y resumen a la perfección el espíritu de dos grupos que pasarán a la historia por su iconoclastia indie.


martes, 10 de febrero de 2015

THE TWILIGHT SAD. "Nobody wants to be here & nobody wants to leave" (2014)


Los paisanos de Mogwai, The Twilighjt Sad, en este su cuarto disco, siguen en la corriente de la tristeza infinita, post punk para nostálgicos de la lluvia infinita, para corazones negros que miran la corriente de la vida desde atalayas donde el silencio se hace rey generador de desesperanza.

"There's a girl in the corner" es la primera piedra en el camino de los cementerios élficos. Porque un elfo parece cantando Jamen Graham. Al ponerme la segunda track del disco no hago más que recordar el "Jeopardy" de The Sound. El mismo teclado amenazador acompañado de una competente y aguerrida soflama guitarrera. Flores de luto perpetuo.

"I could give you all that you don't want" es épicamente espectacular, suburbios de tensión siempre controlados, rayos que vienen a podar verdades ocultas mientras la noche teje y teje cristales rotos de ansias rotas. El inicio electrónico de "It never was the same" es una lenta progresión celta de dolores expuestos a los buitres, un barrunto de rosas axfisiadas, un roto en la memoria del ahinco.

The Twilight Sad hacen todo bien. Seducen desde la oscuridad. Se vienen arriba desde la niebla para avisarnos con sus guitarras que de que el post punk sigue aun vivo, vigente como una amalgama crónica de mala fe. "In nowheres" es un torrente sin freno, la más aguerrida del lote, en bloque las guitarras se esparcen, cabecean y tutelan espasmos.

Así son The Twilight Sad. Insulares del corazón, apagados y encendidos en una luminosa querencia por la activación de lagos de lamentos, de fraguas con tintes de conmoción. "Pills is swallow" te hechiza al momento y "Leave the house" es una forma maravillosa de hacerte seguidor de una banda que ya tiene un hueco junto a The National y otros militantes de la épica bien entendida.


domingo, 8 de febrero de 2015

WHITE LUNG. "Deep fantasy" (2014)



Poco más de veinte minutos le vale a esta banda canadiense, para repartir bofetones de punk-hardcore, unas reliquias agrias, potentes, chillonas y hermanadas con el ánimo de gente como Fucked Up, pero tirando más a dar, urgentes y militantes en pogos indomables.

White Lung, cuenta en su haber con un derroche de voz de la fémina Mish Way, y con un artillero competente en lujurias que chisporrotea garajera, llamado Kenneth Williams, que se la apaña para escocernos con sus cuerdas guillotina.

"Sycophant" es pura adrenalina, un torrente de caos punk que se ve acompañado en"Lucky one" de una urgencia eléctrica que te hace temblar."I believe you" es una bacanal que me recuerda a L7 cuando las chicas lanzaban torpedos a la linea de flotación del rock.

Joder con las del norte. Escucho "Shake jaw" y sigo encontrado motivos para no parar de bailar. "In your home", algo mas melódica pone el punto final a un viaje corto pero intenso. White Lung, puños apretados, cresta, y buen punk.


miércoles, 4 de febrero de 2015

MARTIRIO. "Coplas de madrugá" (1997)


Martirio. Que artista más grande. Siempre recordada por sus increíbles peinetas a cada cual más espectacular, desde los 80 ha conseguido una cosa que solo está al alcance de unos pocos. Aunar la tradición de la copla, con pop,  jazz,  rock, con un arte y una calidad sin parangón.

Una larga carrera, jalonada con grandes producciones y que tiene como una de sus cumbres este "Coplas de madugá", con la compañía de Chano Dominguez, Javier Colina y Guillermo McGuil. Aires jazz para unas composiciones por todos conocidas, y que la voz de Martirio otorga una calidez y una maestría sin par.

El pianista Chano Dominguez  es el perfecto compañero para acercarnos a la copla sin prejuicios, sin bata de andar por casa, con un traje de esos de luces prendidas en el cuerpo de esta estrella pop tan inusual, fuera de bambalinas y de la corte de mendrugos que siempre se aupan en la lista de lo más vendidos.

Estos nuevos arreglos de canciones de toda la vida son un compendio de tesón y luz, que te lleva a lo menos transitado (seguro) de tus escuchas habituales para abrir nuevos campos donde plantar tu pica de buscador. "El tatuaje", "Ojos verdes", temas que escuchados en voces de otros que nada dicen, con Martirio todo resplandece, un huracán que desboca y te deja al albur de esta nueva reinterpretación de la copla.

Oír "Como a nadie te he querio" y "Con el alma en los labios" es como poner en color, transmutar toda la cutrez que asociamos con esas cantantes tan cercanas a la estampa en blanco y negro de esas "artistas" que tan bien vivían cuando España estaba poseída por el aguilucho y el bastardo general. La copla, como revancha, como art decó, cuando el jazz le saca a bailar con Chano soberbio.

Y hasta el final portentoso, vía flamenco,  "Martinete a Don Juan", me hace ponerme en marcha para seguir disfrutando de esta pedazo de artista, si, la de las peinetas raras, la de la voz dorada.


lunes, 2 de febrero de 2015

UZEDA."Stella" (2006)


El olvido es injusto. El tiempo también. Ambos se alían muchas veces y ocurre que dejas pasar discos como el de estos sicilianos, producidos por Steve Albini. Sacaron 5 discos en su carrera, siendo este "Stella", el más frenético, urgente, y el que más parece una mutación entre Shellac y Come.

La que da inicio al disco, "What I meant when I called your named" es una ostión en toda regla; las guitarras son puro Shellac, agobiantes, corrosivas asesinas, con la voz de Giovanna Cacciola con una lija que sega aristas, que promete violencia.

Menuda banda. "This heat", con sus arreones, ir y venir, cantar para no vomitar, Jesus Lizard meets Girls Against Boys. Brutales. Si Albini está por medio, peligro seguro. Escucho el inicio de "Camillo", con  la batería como pelotón de fusilamiento y me dejo llevar por un apetito de dulce destrucción.

Olvido y tiempo. Injustos ambos. "Wailing" es tormentosa, arenosa, vibrante y colosal, fuego y rabia.
Rabia que se contiene cuando oyes "Time below zero" y su falsa y tranquilidad. Se transpira peligro, se presiente la vesanía, la rotura de la paz, el mathrock supurando veneno.

"From the book of skies" es otra amalgama punzante de aguijones. Las guitarras se desperezan  y ladran en una progresión atómica que asola lo que se encuentra. La sección rítmica juega con el frenesí para componer un panorama idilico donde barruntar sustos. Memorable es también "Gold" con su intricado gusano devastador, residuos, vertidos de luces que irradian dulce maldad.

El fin del combate, "Steam, Rain, and Stuff", como si a Thalia Zedek le halla entrado un siroco. Vorágine y tempestad, lujuria y mucho ruido. El olvido y el tiempo. Después de escucharlos, no pararé hasta hacerme con los 4 discos restantes. Para vencer, aunque sea un ratito, al olvido y al tiempo.