lunes, 22 de diciembre de 2014

KEREN ANN. "La disparation" (2002)


Chanson, L'amour fou. La primavera que se cierne, el corte de mangas de la soledad, la placidez de una voz mientras "Les riviêres de janvier" suena descabalgando minutos sobre una suave alfombra de nubes.

Keren Ann, en este segundo disco, y avalada por los abrazos en la producción de Benjamin Biolay, nos regaló una buena oleada de susurros de baja intensidad, un mar que a veces corrompe voces, como en la sugerente "La corde et les chaussons" y otras como "Surannée (seventeen)" te acoge en la embajada de pianos y arpa que consigue que al levantar la persiana veas volar algún ángel embriagador sobre los tejados lascivos de la vieja ciudad.

"La disparation" habla de perdidas, de adioses, de manos asomadas por ventanas de trenes que se van para no volver. "La disparation" es frágil y también enternecedora. "Ailleurs" es bossa tranquila a vapor de Henry Salvador. Detalles de luz e invierno, vesanía por el cariño.

"L'illusionniste" tiene aires jazz, años 20 para bailar entre carmines y músicas de noches sin fin y "Me pas dans la neige (spanish song bird)" es otro pedazo de boomerang para embriagarnos sin perder de vista el control.

Buena pareja Benjamin y Keren. Juntos en pos de la liturgia de la chanson, juntos bailando a la luz de la sin luz.


miércoles, 17 de diciembre de 2014

TRIFFIDS. "Calenture" (1987)


Mi primer encuentro musical con este banda mítica australiana no ha podido ser más gozoso. Mil veces nombrados, referencia de canguros y rock de la gran isla, me adentro en este estupendo"Calenture" con un cd extra, y me empapo de los 80, de hits épicos, de melodramas sin salvación.

Y es que el listón que ponen con la inicial "Bury me deep in love" con sus coros de soul, con las cuerdas agitando mares bravos, es como para ponerte a gritar juventud eterna. El cuarto disco de la banda que lideró  David McComb (fallecido en 1999 por excesos múltiples) es todo un compendio de ese dramatismo que tanto gusta al otro austaliano Cave, pero aquí empapado con guitarras menos áridas y con un mapa sonoro que sube y baja ("Kelly's blues) sin parar.

Gil Norton, el mismo que ayudó al triunfo de Pixies, es quien lleva la máquina de la producción. Soberbio de principio a fin. "Calenture" (fiebre tropical que ataca a los marineros después de largos periodos sin ver tierra) me tiene alucinado. "A trick of the light", es para ponerle a todo trapo, FM radio para corazones que han dejado el ancla en un universo de dolores y engaño.

David, que iba de predicador con sus triffidos, eleva desde el púlpito su garganta para condenarnos a un club de esencias peligrosas, donde es fácil perderse cuando suena "Hometown  farewell kiss". La rugosa "Unmade love" juega al engaño, al escondite con ecos siniestros, muñecas rotas, calles oscuras, teclados para pasar miedo adolescente mientras el telón cae guillotina de sueños.

En "Open for you" se acercan más al sonido de sus paisanos The Go-Between. Pop con mácula de himno, decorado de flores mientras el final se percibe como algo cercano, amenazante. Según la crítica "Calenture", fue el mejor disco de la banda del desafortunado McComb. La verdad es que el hechizo es instantaneo. Las campanas que percuten de la alegre "Holy water" guarda secretos inconfesables, marchitas legañas en escritos que dijeron adiós a la paz de corazón.

Cuando me puse "Blinder by the hour" el algo etilico y emocinante dia de mi aniversario no pude más que empezar a bailar con una sombra, con un fantasma de esos que pululan por la caverna de nuestro desarraigo, que acosan a nuestro ser montando un espectáculo solo para almas imprudentes. Triffids. Y yo que pensaba que Nick Cave era el Cesar de Australia. ¿Qué habría pasado si 1999 no se hubiera llevado a David McComb?

"Vagabond holes" suena a gospel de desiertos ajenos y en "Jerdacuttup man" me parece hallar el trasunto de los Bad Seeds cuando éstos se dejaban llevar por la somnolencia. "Love the fever" y "Everything you touch turns to time" son  otras dos gemas para que te queden ganas de acabar este primer cd y empezar con el segundo, donde te hallarás con primeras versiones de los temas del disco y probaturas de todo tipo.

Triffids, Para acabar el año, un enorme regalo que me hago. Lamentos y oración, salmos y bebida, vamos, como la vida misma.


lunes, 15 de diciembre de 2014

LA HABITACIÓN ROJA. "La moneda en el aire" (2014)

9 discos a sus espaldas. Los valencianos siguen impertérritos su camino en esa adolescencia eterna que nunca se les va, tomando sopas de acné, mirando las camas vacías, hablando sobre la nostalgia y lo que no volverá a pasar.

La verdad es que siempre me han gustado. Quizás porque parece que con ellos el tiempo no pasa. "Radio" (2001) y "4" (2003) fueron mis favoritos. Luego han ido perpetuándose en su ideario de power pop, (la que titula el cd es una muestra de ello)  a veces acompañado con pequeños apuntes de música electrónica como "De cine".

Lo suyo es el desamor, el abandono, las manos suplicantes de roce y las nubes siempre pintadas de grises tones ocres ("Tanto por hacer"). La Habitación Roja nunca ha jugado al despiste, ni quieren que les ubiques en sitios distintos a su campo natural de acción. Te ponen un piano para que silbes, "Si tu te vas (magnifica desolación)", o se las apañan en construir buenos hits de pop rock, como "No quiero ser como tú".

Me gustan menos cuando oigo "La casa en silencio" y quieren parecer lo que no son. Sobran las ínfulas modernas del tema. "Donde no exista el miedo", es la que más me gusta. Rock de alto octanaje, recordando las antigua colaboración de la banda con Steve Albini.

Apoyados en la barandilla, mirando los 80, los 90, los años que quedan por venir, Morrisey con leche de pantera, susurros y acicates ("Quedas tu").  Nostalgia por el tiempo perdido, por las magdalenas congeladas en un nicho de besos compungidos.

Acaban con "A dos metros bajo tierra". Síncope, abracadabras del amor, señuelo y seguir rectos hacia la cordura requerida. La Habitación Roja, nada nuevo bajo el sol, siguen igual de púberes, sus ritmos me los sé de memoria, pero no se porque me siguen gustando. Cuestión de seguir mirando atrás.


sábado, 13 de diciembre de 2014

THE GLOAMING. "Gloaming" (2014)"



Música irlandesa. "Song 44". Una leve guitarra y una voz que está dando martillazos en el agua para encontrar las huellas de una sirena, su aliento beatifico, su hedor a sardina. Cierro los ojos, sueña el violín. Es la hora de la siesta pero estoy clavado en  las teclas del ordenador.

Sábado, 13 de diciembre. Jouex anniversaire a mi mismo. Fuera esta oscuro. No sé si cuando vine al mundo hacia el mismo tiempo. Me lo imagino. El hombre que busca romper el hielo y yo que no paro de hablar palabras en el texto mullido de este blogger para seres que siempre buscan una excusa para reír llorando.

"Allistrum's March", y los celtas que no para de echar leña al fuego para que el cielo sea un reflejo de rojos quehaceres para disfrutar.  Iarla, Thomas, Caominh, Martin y compañía, me los imagino con una buena pinta de guiness sorbiendo a pedazos el invierno mientras fuman en una pipa señores de anillos traviesos.

Un disco donde se une la música contemporánea y la música de las islas. "Necklace of Wrens". Me tomo un café ,cruzo las piernas, oigo la voz en céltico idioma y me echo a gozar. Bueno, hoy estoy un poco emocionado. Los 45 y seguir tachando calendario. Mirar atrás y desear el futuro. Los surcos del agua, las gaviotas cazando danza, y yo mirando a mi hijo con la tableta que no es de surf sumergido en un juego de pelotas. Es sábado, Dejémenos llevar.

"The Girl who broke my heart", es para usar gaita y correr.Amaestrar a las fieras y contemplar el avance de las arrugas. Joder con el paso del tiempo. Bucear y bucear buscando un grial cualquier para topar con el zapato de Cenicienta......."Freedom". Libertad. Aupémonos, sigamos de frente, oigamos el rugir de nuestros corazones, Vivan las arterias del corazón!!!!!!!!!!!!!!!!!.

"The Sailor's bonnet" es pura tradicción irlandesa. Aqui no hay New York que valga, ni compostura de vanguardia.Hierba, verde, un pub, y adios.  "The Old bush", otra joya para acampar en un claro de bosque, para que los gnomos me toquen los pelos del anhelo, para degustar una sopa de setas de esas que te hacen volar.

The Gloaming. Juicio y locura. La dulce expiación. Jouex anniversaire a mi mismo. Un chivas en chupito, una entraña para comer, el sueño de las 4 de la tarde mientras "Openening set" repica con sus campanas de llamamiento universal.


miércoles, 10 de diciembre de 2014

PUBLIC ENEMY. "It takes a nation of millions to hold us back" (1988)


Ahora que este disco ha sido nombrado como el mejor disco por la revista de luxe, en sus 30 años de existencia, es buen momento para volver a ponerlo en tu reproductor, para agitar los altavoces con andanadas de rimas, de parte de estos terroristas del rap, con Chuck D y Flavor como voceras de un estilo que tuvo a Public Enemy como los principales valedores, valuartes de lucha y de brusquedades sónicas.

EL segundo largo del grupo es reverenciado y aclamado como uno de los hitos no sólo del rap, sino como un fenómeno que transciende ismos, que se posiciona como una de las creaciones más rutilantes e influyentes de la historia de la música moderna.

Desde la introducción con sirena incluida de "Countdown to Armageddon", te ves embestido por una máquina sin freno. Ya en la segunda del lote: "Bring the noise", con The Bomb Squad en la producción, y sus samples funk, te dan ganas de empezar a pegar tiros de gritos a diestro y siniestro.

"Don't believe the hype" con un rapeo que se te incrusta en el cerebro es de esas canciones que no tienen fecha de caducidad, para poner como banda sonora de la insurección, del black power, disparos y a correr contra las celdas del sistema. Rap para mover conciencia, chulería para quebrar la apatía musical de últimos de los 80. Public Enemy. Únicos e irrepetibles.

16 temas para corromperte a gusto, para gozar entre proclamas de sedicción. "Cold lampin' with flavor" es baile, scratch y tensión, películas mil veces vista, necesidad del grito como protección contra el racismo y la putridez de las masas gobernantes. Flash Gordon aparece en "Terminator  X to the edge of panic"; punzón y ardor, rimas y más rimas para gozo y disfrute del personal.

No me extraña que este disco esté tan ponderado, tan votado como un elemento indispensable para entender la evolución de la musica del siglo XX. "Louder than a bomb" es otro pedazo de hit, un bombazo para sabotear los relojes del orbe, sedicción y paroxismo.

Public Enemy samplean a su antojo:  "Caught, can we get a witness?" y el Shaft de Isaac Hayes lobotomizado en una revisión malsana de los cánones de la música negra. También el jazz, a su manera, tiene cabida en "It takes..". con "Show 'em whatcha got" y sus aires de Coleman. Y cuando quieren sonar pesados, casi metaleros, se sacan de la manga algo tan apabullante como "She watch channel zero!?", precursora canción de tanto crossover que vendría después.

¿Qué más se puede decir de "It takes a...? Faltan definiciones, palabras, adjetivos para ser justos con un cd que es es para romper voluntades, para arrinconar la mentirosa paz. "Prophetes of rages" es otro mazacote de metal-rap, pulso a 1000 y diatribas corriendo por el aire ponzoñoso.

Para empezar a disfrutar el rap, si aun no te ha picado el bicho, este es tu disco. Te pones "Rebel with a pause" y sabrás que nada será lo mismo. Disco cabecera, disco coartada para gritar, disco de milritmos, disco total. Black Power!


lunes, 8 de diciembre de 2014

BRAD MEHLDAU. "Largo" (2002)


"Largo" es mi disco favorito de Brad Mehldau. El pianista consiguió con este disco, que junto a The Bad Plus o EST, los que no tienen aun mucha afición por el jazz, convidarles con un buen amasijo de excusas musicales.

Las versiones que nos encontramos en "Largo" son de esas que no se olvidan. El clasicismo de Brad abrazado a una procesión de señas de identidad que acogen de todo un poco. Suena los primeros compases de "When it rains", (salio en la formidable peli "The Lake house"), con las teclas experimentando saudades, y no puedes más que esperar a la siguiente escala.

"You're viging me", xilofono en mano, swing y free, da el pie a "Dusty McNugget", vacilada con percusión envolvente, con las manos de Mehldau cada vez más libertinas y candentes. "Dropjes" parece una emocionada recreación del mundo de Duke Ellington. Soberbia de principio a fin.

¿Y las versiones? "Paranoid android" de Radiohead es para ponerla en un marco, capturando la esencia de la original, misteriosa y espectral, vaivenes ritmicos, tensión al limite. En "Frank avenue" baja el pistón para mediante la instrospección realizar una pieza repleta de islotes de tranquilidad.

Y se atreve casi con el rock industrial en "Sabbath", amenazante, colapso donde viven las guitarras y el piano como un ente peligroso, indolente, ejemplar. Puro rock en coma. Y la version de Beatles, "Dear prudence", es otra joya de esas para pulsar corazones.

"Largo" un buen jaraba de jazz para madrugadas largas o para combatir el frio del invierno. Jazz, buen jazz para no olvidar.


viernes, 5 de diciembre de 2014

KARATE. "595" (2007)


Este cuarteto de indie jazz siempre me encandiló. Comandado por Geoff Farina,  y nacidos a mediados de los 90, tuvieron el enorme acierto de presentarse con unas cualidades musicales muy personales dentro del orbe independiente.

Lo suyo era hilar estructuras jazz con fundamentos indie, tejer una red donde construían andamios de rock especulativo, emocionante. "The roots and the ruins", la que abre  este live, "595",con la guitarra de Farina, es todo un prodigio de elegancia y surcos luminosos.

"Airport" es otra de las piezas con tonos amables, disipando dudas, arpegios que se trenzan en andanadas, catarsis controlada. Donde más se aprecia el duende, en cuando Karate se propone alargar su visión del jazz, exponiendo juegos instrumentales que juegan a jam sessions de club sin prisa al cierre ("In hundreds").

"Original spies" es delicada, algodón, siempre con la voz de Farina como luminoso faro donde el feedback engancha tonalidades gráciles. Te pones "Number 6" y sientes como desde lo mínimo se trabaja rutilantes y calmosos paseos por valles gastados de hondura. Hasta les da por ponerse burrotes con "There are ghosts" para terminar el viaje con los diez minutos adictivos de "Caffeine or me".

Un buen golpe para los sentidos Karate. Jazz para la afición independiente, rumores de olas y buen quehacer artístico. Un directo que no la parece, un torrente de magia.


martes, 2 de diciembre de 2014

DOUGLAS DARE. "Whelm" (2014)

Un piano. Un londinense. 23 años insultantes y un ramillete de diez canciones que te pone los pelos de punta. Lirismo, melancolía, soñar con ruinas de flores que esperan un aullido de rocío para volver a sentir, teclas que hacen despertar al sol ("Clockwork").

Esto es una cuaderno de poemas cargado de cielos que descargan pasiones indomables. Douglas Dare tiene el resorte para contar con su intrumento, la voz y un armazón levemente electrónico que sirve para esparcir ésporas de amaneceres convulsos ("Nile").

Hay quien ve en Douglas Dare como una continuación a los sonidos de James Blake. Yo creo que Dare va más alla, que usa la electrónica como un marco para esparcir en el lienzo de su compustura clásica un buen torrente de emotividad. Oyendo "Repeat" me parece más que estoy oyendo una versión rompecorazones de Thom Yorke.

En "Whelm" no sobra nada. Lo liviano se junta con el misterio, la tristeza con la conmoción. Te sientas después de comer en el sillón, cojes un libro, pones el cd mientras ves en la calle militar a las gotas de lluvia en una procesión sin fin y cuando llegas a "Caroline" sientes que los nubarrones son irrisorios, frágiles, manchas sin fe.

El inicio de "Unrest" se deja llevar por una sombra tecnológica, bajo presión de mil llaves, mientras Douglas entona sueños, paseos por una cumbre de cierzo. Blanco y negro y colores fuertes. Todo junto en una colisión de caricias.

"Lungful" y "Swim" te dejan sin aliento, remando espuma, cartas sobre la mesa mientras meditas sobre el sonrojo del paso del tiempo. Uno de los discos más hermosos que se ha fabricado este año. Para gozar entre el frío, para darte calor sin rubor.